LA DIMENSIÓN VISCERAL, de Jader Tolja
¿Cómo cambiaría nuestra identidad, nuestro movimiento, nuestro
modo de percibir y pensar, la relación con nosotros mismos, los otros
y el entorno, si en lugar de estar en un nivel cortical, empezáramos a
movernos (literal o metafóricamente) desde un nivel visceral?
La primera situación es una especie de condición pre-copernicana donde la
tierra/mente está en el centro y el sol/mente gira a su alrededor, la segunda opción - a
la que queremos acceder a través del curso - es una condición post-copernicana
donde el cuerpo (sobretodo las vísceras) están en el centro, y la mente a su servicio.
Esta última es la condición natural en la que viven los animales y los niños, pero al
llegar a la adolescencia pasamos a la condición cortical y la mayor parte de nosotros
continuamos en ella por el resto de la vida. Pero quien lo desea puede incluso llegar a
una tercera fase evolutiva, aquella en la que el sistema nervioso se pone al servicio del
sistema visceral, no porque no hay otra opción, como en la infancia, si no como una
elección consciente de prioridades.
Lo que fundamentalmente aporta la dimensión visceral, ya sea a través de un
pequeño movimiento o toda una vida, es la profundidad, el gusto y la percepción de
un significado interno y esencial.